Mucho color, poco aprendizaje

Muchos padres y maestros piensan que se puede aumentar la motivación del niño aumentando el colorido del ambiente, sin darse cuenta de que en la práctica ello puede dificultar su concentración y que el uso excesivo de colores en las aulas de inicial y primaria puede resultar contraproducente. Or Kashti reseña en el diario israelí Maariv el 14/3/2006 la investigación de Rajel Zava y Efrat Jovav con 90 niños de 2do grado que revela que las aulas coloridas con paredes muy decoradas perturban a los niños en su concentración y dañan significativamente sus logros académicos. Esto debido a que los colores irrumpen en el campo visual del niño y distraen su atención. Al investigar la influencia del entorno colorido sobre el éxito de alumnos de 2do grado en pruebas de matemática, comprensión de lectura y comprensión auditiva encontraron que la duración de la resolución de la prueba de matemática entre alumnos que respondieron las preguntas estando sus mesas cubiertas con papel de color fue 30% mayor que la de los alumnos cuyas mesas eran blancas. En la prueba de comprensión de lectura, el número de errores ortográficos fue similar en ambos grupos, pero entre los alumnos que rindieron la prueba sobre el fondo colorido el tiempo promedio para leer cada palabra fue 15% mayor, y la calificación de la comprensión del contenido fue menor en un 40% a comparación de los demás alumnos. También en la prueba de comprensión auditiva encontraron diferencias claras al revisar cómo logran los alumnos lidiar con temas nuevos. En la prueba se pidió a los alumnos responder a preguntas relacionadas con cuentos nuevos (desconocidos) que la maestra les leía. El promedio de calificaciones de los alumnos que rindieron la prueba sobre fondo blanco fue de 120 puntos, frente a 80 puntos entre los otros alumnos. La investigación permitió ver que en medio de un entorno colorido los niños lograron expresar su capacidad adquirida en el pasado a costa de un esfuerzo mayor y con mayor inversión de tiempo, afectándose además la capacidad de captar e interiorizar temas nuevos. Sin duda el color es importante, pero si se suman los colores que aparecen en las paredes, sillas, puertas, mochilas y cartucheras, se produce un innecesario “alboroto colorido” que irrumpe constantemente en el campo visual de los niños y que induce al cerebro a ocuparse de factores que distraen la atención.
Fuente:
León Trahtemberg