Profesionales educadores vetados.

El Estatuto del Colegio de Profesores establece el monopolio del ejercicio docente para los profesores titulados o licenciados en educación a partir del 6 de julio del 2010, pese a las evidencias de que muchos tienen una formación precaria y desempeño deficiente. Agreguemos a eso que muchos profesionales y técnicos que son docentes públicos y privados tienen estabilidad laboral. ¿Serán despedidos a partir de julio 2010 sólo por carecer de título pedagógico? Ocurre que el Estatuto del Colegio de Profesores (DS 017-2004-ED del 7/10/2004 sobre Ley 28198) contradice la Ley General de Educación (28044 del 28/7/2003). La Ley 28044 establece: “Art. 58: En la Educación Básica es requisito indispensable el título pedagógico para el ejercicio de la docencia. Profesionales con títulos distintos de los profesionales en educación ejercen la docencia si se desempeñan en áreas afines a su especialidad”. No menciona a los docentes de institutos superiores. En cambio el Estatuto establece: “Art. 10: La colegiación es obligatoria para el ejercicio de la docencia en instituciones educativas públicas y privadas, en cualquiera de los niveles, formas, modalidades y variantes de educación básica y educación superior no universitaria que integran el sistema educativo peruano”. “Art. 11: Los requisitos para incorporarse como miembro del colegio son: a) Acreditar el título de profesor o licenciado en educación...”. Es decir, si con la Ley 28044 un físico, economista, biólogo, sacerdote, ingeniero de sistemas, carpintero o soldador podían enseñar física, economía, biología, religión, informática, carpintería o soldadura, respectivamente, en un instituto superior o en la secundaria, a partir del estatuto esto queda prohibido. Asimismo, quedan excluidos de la docencia el magíster o doctor en educación o el titulado como docente en el extranjero que no tenga título de licenciado o profesor validado en el Perú. ¿Alguien puede creer que un profesor extranjero que viene por 1 o 2 años, o un biólogo o soldador que enseñan unas horas semanales en un colegio o instituto va a ir a la universidad a estudiar uno o dos años para obtener un título pedagógico peruano? Los ejemplos de las colegiaciones de otros países no sirven para una educación agonizante como la peruana, que tiene que apelar a todos sus recursos humanos e ingenio para salir del colapso. Mercedes Cabanillas –coautora de la Ley de Educación- y Rafael Vásquez –presidente de la Comisión de Educación– son los llamados a liderar la solución de estas contradicciones.
Fuente:
León Trahtemberg

Responsabilidad ética de las universidades.

Observamos las carencias éticas de nuestra sociedad cuando vemos que no hemos interiorizado la necesidad de vivir regidos por una normatividad común cuyo fin sea la vida justa, en la que los hombres sean capaces de tratarse unos a otros como iguales. La ética podría entonces nutrir a la educación universitaria con preguntas fundamentales para la búsqueda del conocimiento para resolver los grandes problemas nacionales que tienen que ver con la inequidad, injusticia y corrupción. La pedagogía y el currículo universitarios deberían estar inspirados por esta búsqueda de mejorar el país. El currículo universitario debería estar atravesado por preguntas del tipo ¿cómo globalizar el bienestar de la gente e inspirarnos no sólo en la acumulación de utilidades sino también en la redistribución y solidaridad humana?, ¿cómo fomentar la solución pacífica de los conflictos y la convivencia tolerante?, ¿cómo construir un nuevo contrato ético entre el hombre y la naturaleza, que conserve la “tierra patria” para las futuras generaciones?, ¿cómo acompañar la cibercultura y la genética con la ciberética y la bioética?, ¿cómo fortalecer la democracia, la equidad de género y el pluralismo cultural? A su vez, la pedagogía universitaria debería contener una permanente apuesta por la ética. Por ejemplo, la sanción a la corrupción, la búsqueda de la verdad y la afirmación de la libertad del pensamiento, que excluyen la enseñanza memorística, el uso de libros de un solo autor, la copia en exámenes y trabajos, la tercerización de trabajos y tesis. Asimismo, negarse a manipular a los postulantes, por una simple voracidad mercantil, para que éstos no sean tratados como una mercancía sino como personas que merecen un trato digno y respetuoso y que requieren de tiempo y estabilidad suficientes para concluir tranquilos su vida escolar. Las universidades también deberían ofrecerle a sus estudiantes el ejemplo institucional de la lucha explícita contra la injusticia y la corrupción, abandonando la cómoda mudez social y la política del avestruz que las ha sacado del debate público, transmitiendo el poco ético mensaje de la insensibilidad ante las demandas de una sociedad enferma que requiere del aporte de sus miembros más lúcidos. Llama la atención que frente a los grandes problemas nacionales, las voces de las universidades estén tan ausentes y no planteen las soluciones que emergen de sus investigaciones y de los debates que se desarrollan en las aulas universitarias.
Fuente:
León Trahtemberg