Computadoras con dudosa efectividad

Después de invertir centenas de billones de dólares en instalar computadoras conectadas a internet en los colegios de Estados Unidos y aplicar una avalancha de pruebas estandarizadas, cada vez hay más voces calificadas que se preguntan si toda esa inversión tuvo sentido. Las mediciones convencionales de rendimiento no evidencian mayores mejoras en los logros escolares.

Hay quienes, como Lowell Monke, sostienen que lo que se necesita saber de computación para los estudios superiores y el mundo laboral puede aprenderse en los últimos años de secundaria. Asimismo, que el uso prematuro de las computadoras ha quitado recursos y atención al desarrollo personal, las experiencias concretas con el medio ambiente real y el estímulo a la creatividad, que son tan o más necesarios para los niños y jóvenes como lo podría ser el dominio de la tecnología de la información (“The Human Touch” en www.educationext.org/20044/10.html).

Monke sostiene que las computadoras online inundan a los niños con montañas de información, pero conducen a un tipo de aprendizaje a través de símbolos abstractos y descontextualizados que llenan la mente con datos estériles y desconectados de las experiencias físicas directas, que son centrales para el aprendizaje de los niños. De paso, comprometen a los alumnos con nuevos valores basados en la creencia de que las soluciones a los problemas están fuera de uno mismo. A su vez, el efecto homogeneizador de los estándares externos disminuye el énfasis en estrategias intrapersonales, como la introspección, imaginación, creatividad y búsqueda de sentido a las cosas, que antes eran la esencia de los valores de la educación. La enseñanza orientada a aprobar las pruebas estandarizadas sustituye al juicio humano como medio para resolver los problemas.

Debería más bien diseñarse un currículo que permita pensar sobre el impacto de la tecnología sobre la vida humana, más que simplemente adiestrarlos en su uso. Después de todo, los más serios problemas que afectan a nuestras sociedades -drogas, violencia, racismo, pobreza, disolución familiar, guerras- son todos asuntos humanos. Llenar los colegios con computadoras y pruebas estandarizadas no va a ayudar a encontrar las respuestas sobre por qué las naciones más libres del mundo tienen tanta gente excluida en las cárceles y por qué las naciones que gozan del mayor bienestar económico condenan a un sexto de su población a la pobreza.
Hagamos el ejercicio de rebatir las tesis de Monke.
Fuente:
León Trahtemberg