Es preferible copiar que memorizar.

Los reyes de la copia son aquellos profesores que recitan año a año y sección tras sección la misma clase tomada de sus libros o apuntes

Si un equipo de Indecopi ingresara a un salón de clases común y corriente para revisar los exámenes, trabajos o tareas y aplicase la ley, tendría que sancionar a la mayoría de los alumnos y profesores por violar las normas de la propiedad intelectual. Todos copian de las enciclopedias, libros, cuadernos y comprimidos, sin citar además al autor.
Recuerdo un programa de radio en el que me reuní con un profesor, un padre de familia y un abogado para hablar sobre esta reiterada costumbre de los alumnos de copiarse en los exámenes. Alarmados mis tres interlocutores hablaban de la necesidad de frenar esta actitud por inmoral y corrupta. A mi turno discrepé sosteniendo que aquel alumno que copia, muestra un nivel de iniciativa y eficiencia muy superior al de sus compañeros. Porque si lo que el profesor quiere es que el alumno reproduzca en el examen aquello que aparece en el cuaderno o el libro, ¿por qué habría de perder el tiempo memorizándolo? Es preferible que lo copie directamente de la fuente. Así se asegura además que será una copia fiel del original, para beneplácito del profesor. No olvidemos, por si acaso, que aquel alumno que memoriza el contenido del cuaderno también está copiando, porque aprender de memoria lo que el profesor dictó significa fotocopiar en la mente el contenido del cuaderno, para después reproducirlo en el examen. Nuevamente, más eficiente es copiar directamente del cuaderno al examen. ¿Quieren que el alumno no copie de su cuaderno o comprimido? Es muy fácil. No le hagan preguntas que se puedan contestar copiando.
¿Por qué se copia el alumno? Primero, porque se puede aprobar copiando. Segundo, porque no entiende. Memorizar o copiar le permite aparentar que aprendió. Tercero, por inseguridad. Si teme que el profesor no valora sus ideas, no se atreverá a decir lo que piensa y apelará a lo que dictó el profesor, lo cual tratará de memorizar o copiar. En cuarto lugar, por hartazgo. Si los alumnos se sienten desperdiciados porque no se les exige pensar, saldrán del paso copiándose. Entonces, así como cometer un foul en un partido de fútbol es una trasgresión sancionable pero no calificable de inmoral, copiar en un examen también es una trasgresión pero no una inmoralidad. Más inmoral es el profesor que se cree Dios y que su santa verdad debe ser grabada en la mente de los niños cual doctrina infalible e incuestionable.
¿Quieren hablar de pedagogía moderna, de reforma educativa, del desarrollo de la creatividad y del espíritu crítico e innovador? Hablemos de esta sistemática agresión a la mente humana que deviene de obligar a los niños a convertir su cerebro en un inútil disco duro que almacena información sin que se le provea del software mental que le permita sacarle provecho. No pretendo decir que no haya que memorizar nada, sino que la memorización como estrategia habitual de aprendizaje es retrógrada. Por lo demás, lo realmente relevante se memoriza sin ningún esfuerzo, en la medida que se use en contextos en los que tenga algún sentido.
Finalmente si queremos ser honestos, tendremos que reconocer que los reyes de la copia son aquellos profesores que recitan año a año y sección tras sección la misma clase tomada de sus libros o apuntes, porque a fin de cuentas, el buen maestro es aquel que nunca hace dos clases iguales, porque no hay dos alumnos ni grupos iguales. Si un maestro no es capaz de adecuar su enseñanza a cada grupo diferente, es porque asume que todos los alumnos son iguales, es decir, no existen como individualidades. Entender eso está en la esencia de la pedagogía moderna.

Fuente: León Trahtemberg